Con ecos del popular álbum Nebraska, de Bruce Springsteen, Paolo Cognetti retrata un mundo salvaje atravesado simultáneamente por la modernidad, las disputas familiares, el desamor y el deseo de tejer vínculos entre los polos opuestos.

Al fondo del valle narra la historia de dos hermanos, Alfredo y Luigi, cuyo padre les asignó un árbol a cada uno cuando nacieron: un alerce y un abeto. Ambos árboles han crecido en paralelo a la orilla del río Sesia, tan diferentes y al mismo tiempo tan parecidos, como un reflejo de la relación entre los dos protagonistas, que llevan un tiempo alejados.

Luigi, que en treinta y siete años nunca ha salido del valle, es el alerce, duro y frágil. Él y Betta se enamoraron mientras se bañaban en las balsas del río, entre los abedules blancos: ahora esperan una niña y en el aire se respira el aroma de un nuevo comienzo. Él acaba de aceptar un trabajo como guarda forestal, ella viene de la ciudad y lee a Karen Blixen. Alfredo, el pequeño de los dos hermanos, es el abeto: tétrico y resistente a las heladas, inquieto y pasacalles. Para evitar más problemas decidió irse lejos, a Canadá, entre indios tristes y pozos de petróleo. Pero ahora que su padre ya no está, ha vuelto al valle para liberarse de los lazos que le quedan.